La Boda de Edith Noediing, un Evento muy especial.

Nosotros en la búsqueda de recuerdos anecdóticos de nuestro Atletismo pudimos encontrar una situación muy romántica ocurrida en Sudamérica. "La Boda de Edith Renate Anita Noeding Koltermann". Se la vamos a dedicar a nuestro gran amigo Marcos Enrique Borregales Gañango.y a todos nuestros compañeros de la Selección Nacional de Atletismo de los años 70. Está es la Historia. La historia de la boda de Edith Noeding y Lars Stimman en 1981 es un hermoso recordatorio de cómo el espíritu del deporte y la comunidad pueden unir a las personas en momentos especiales, incluso ante adversidades imprevistas. La atleta Olímpica Edith Noeding, reconocida por su destacada trayectoria en el atletismo peruano e internacional, había cosechado numerosos títulos en campeonatos sudamericanos, panamericanos y bolivarianos, convirtiéndose en un símbolo del deporte peruano. La elección de una ceremonia religiosa en la iglesia Alemana y Luterana de San Isidro fue significativa, no solo por su relevancia cultural para la familia de Lars, un jugador del ‘Club Alemán’, sino también porque marcaba un hito importante en la unión de dos mundos: el del deporte y la tradición.

Durante la Ceremonia un Apagón. El apagón que ocurrió durante la ceremonia, un fenómeno no inusual en Lima debido a problemas de infraestructura eléctrica, podría haber transformado un momento solemne en un caos. Sin embargo, la reacción de los invitados fue admirable y refleja el verdadero sentido de comunidad. "Entonces se encendieron las velas". Al encender las velas, transformaron la ceremonia en un ambiente cálido y acogedor, y la participación coral, aunque improvisada, mostró la creatividad y la adaptabilidad de aquellos presentes. La música a capella generó un sentido de unidad y celebración, convirtiendo lo que podría haber sido un inconveniente en una experiencia aún más memorable y personal. El cruce de las Púas. El momento culminante de la ceremonia fue a la salida de la iglesia. El cruce de zapatillas de clavos que los recién casados atravesaron es un símbolo poderoso que conecta su identidad como atletas con su nueva vida juntos. Este gesto no solo rinde homenaje a su dedicación y pasión por el deporte, sino que también representa un legado compartido que se extiende más allá del ámbito competitivo. Ese cruce de zapatillas de clavos es más que un mero adorno; simboliza el camino que ambos han recorrido en el atletismo y los retos a los que se han enfrentado. En el deporte, al igual que en el matrimonio, hay momentos de alegría, sacrificio, trabajo en equipo y celebración de los logros. La unión entre Edith y Lars no solo marca el comienzo de una vida juntos, sino que también subraya cómo las pasiones individuales pueden entrelazarse para formar nuevas historias compartidas. Años después, este recuerdo permanece vivo no solo en la memoria de los presentes, sino también en la historia del deporte peruano, donde sus contribuciones han dejado una huella imborrable y donde su historia de amor es un ejemplo inspirador de firmeza y de unión Edith casada con el empresario Lars Stimman con quien tiene 3 hijos: Alexander, Matías y Sebastián..