domingo, 19 de agosto de 2018

La Masacre de Múnich, el Olimpismo de Luto

MASACRE EN MUNICH. Parte II-Los atletas podíamos ver desde lejos algunos movimientos.

Las autoridades alemanas acordonaron el lugar de los hechos; los atletas podíamos ver desde lejos algunos movimientos, pero no sabíamos lo que estaba ocurriendo exactamente, seguramente habría sido más fácil enterarse de los hechos por televisión.
No obstante, la versión oficial cuenta que en la toma del edificio murieron el luchador Joseph Romero, y Mosche Winnbrrg, entrenador de lucha. Luego, los terrorista tomaron como rehenes a nueve integrantes de la delegación de Israel, exigiendo a cambio la liberación de presos palestinos en carceles Israelíes. El Gobierno de Israel no quiso negociar.
Las autoridades alemanas, bajo la dirección del canciller Willy Brandt y el ministro del Interior Hans-Dietrich Genscher toman el control de la operación, comienzan las negociaciones, las horas pasan.
El plazo para la ejecución de los deportistas pasó de tres a cinco horas tras las conversaciones llevadas a cabo por las autoridades germanas. El jefe de policía alemán Manfred Schreiber y Ahmed Touni, que encabezaba la delegación olímpica egipcia, negociaron directamente con los secuestradores ofreciéndoles una ilimitada cantidad de dinero. Los embajadores de Túnez y Libia en Alemania también ayudaron intentando ganar concesiones de los secuestradores, pero fue inútil.


Los terroristas exigían la liberación de más de 200 "compañeros" presos en distintos lugares y un avión para huir a un país árabe. Con los ojos del mundo encima las autoridades accedieron a todo lo pedido y se comienza a recorrer el camino hacia el desastre.
Por su parte, la policía Alemana intentó hacerles creer en un acuerdo ficticio según el cual les facilitarían un avión para trasladarse al Cairo.
Se decidió que tanto rehenes como terroristas fueran, en helicóptero, al aeropuerto militar de Festtenfeldbruck para abordar allí el avión prometido.
En el lugar los esperaban decenas de francotiradores dispuestos a actuar apenas vieran a alguien descender de "ese" helicóptero. No hubo una buena planificación.
Las autoridades fingieron llegar a un acuerdo y a las 22:10 dos helicópteros transportaron a los asaltantes y a sus rehenes a una base aérea en penumbra próxima a Fürstenfeldbruck, donde un avión Boeing 727 de Lufthansa les estaba esperando.
Los secuestradores creyeron que estaban en Riem, el aeropuerto internacional cercano a Múnich. Las autoridades habían planeado un asalto sobre ellos en el aeródromo.
Cinco francotiradores alemanes fueron seleccionados para disparar a los secuestradores. Ninguno tenía una preparación especial en este tipo de acciones y fueron elegidos porque practicaban el tiro de forma competitiva los fines de semana (posteriormente uno de ellos reconocería que no se consideraba un tirador de élite).
En los 75 minutos que pasarían antes del fatal desenlace, las autoridades policiales germanas solicitaron tardíamente tanquetas, las cuales tardarían 30 minutos en llegar debido al denso tráfico.
Los helicópteros aterrizaron a las 22:30 en el aeropuerto.
A las 23:03, dos terroristas bajaron de los helicópteros, caminaron hacia el avión y se devolvieron. Otros dos descendieron empujando a dos de los rehenes, quienes llevaban sus manos atadas a la espalda. Viendo que el avión estaba vacío y sabiéndose engañados, los terroristas volvieron rápidamente hacia los helicópteros.



En ese momento el aeropuerto fue iluminado con bengalas y focos y las autoridades alemanas dieron la orden de abrir fuego. En el caos que sobrevino, dos secuestradores que estaban cerca de uno de los pilotos fueron eliminados. Otros tres terroristas se escondieron detrás de los helicópteros y empezaron a disparar. Los pilotos del helicóptero pudieron escapar, no así los rehenes, quienes permanecían atados en el interior del helicóptero.
Mas o menos a las 12 de la noche, se exigió a los secuestradores que se rindieran.
Cuatro minutos más tarde, uno de los terroristas saltó del primer helicóptero tirando una granada hacia dentro, que explotó con cuatro atletas israelíes.
Antes de que el fuego de la primera explosión alcanzara el tanque de bencina del segundo helicóptero, el cabecilla y otro secuestrador salieron del helicóptero y empezaron a disparar a la policía. Éstos respondieron a los disparos, matando a ambos. Los rehenes del segundo helicóptero murieron durante el tiroteo.
El Olimpismo de luto, había sido herido de muerte, en lo mas hondo de sus entrañas. para nosotros los que estuvimos allí todavía no podemos olvidar unos hechos que marcaron nuestras vidas para siempre, la masacre de Munich.-



Pasaron muchos años para que el COI, hiciera un reconocimiento a esos atletas que al igual que nosotros fueron a Munich a competir y en lugar de eso encontraron la muerte.
Hoy recordamos las palabras de nuestro compañero y amigo Félix Pérez.. "En Múnich 72 entramos como países y salimos humillados, deshonrados, vejados, abochornados por el terrorismo”.
La discriminación, la maldad, la irreverencia, la desigualdad, la injusticia no tiene límite como consecuencia de la brutalidad humana.

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