martes, 22 de agosto de 2023

La historia de Gabe Grunewald, la atleta que corrió con cuatro cánceres y murió con 32 años

La historia de Gabe Grunewald, la atleta que corrió con cuatro cánceres y murió con 32 años La atleta estadounidense Gabe Grunewald batalló contra cuatro extraños tumores durante una década pero nunca dejó de correr. Estuvo a punto de ir a los Juegos de Londres en los 1.500m y fue una inspiración para millones de corredores «Hay gente que hace cosas extraordinarias frente a la adversidad y una de ellas es Gabriele Grunewald». El mensaje de despedida de la Federación Internacional de Atletismo resume el dolor de la familia atlética con la muerte de una atleta que, más allá de sus marcas, brilló a nivel mundial por ser un ejemplo de la lucha por la vida. La estadounidense sufrió en 2009 la dura noticia de que padecía cáncer, y a pesar de todo, siguió adelante con su carrera deportiva durante diez años. Gabe, como siempre se le ha conocido en las competiciones de Estados Unidos, nació en Perham, Minnesota, el 25 de junio de 1986. Desde joven apostó por el atletismo y ya en la Universidad fue cuando se enroló en su sección deportiva Golden Gophers. Y fue poco después cuando le llegó el gran golpe que cambiaría su vida. Con tan solo 22 años se le detectó un carcinoma quístico adenoide, una forma rara de cáncer que se encuentra principalmente en las glándulas salivales.
A pesar de ello, Grunewald consiguió un año después un segundo puesto en la final de 1500 mientras estaba en la Universidad de Minnesota. Un año después la cosa se complicó cuando le diagnosticaron cáncer de tiroides, pero no renunció a seguir compitiendo. Terminó cuarta en los Trials de 2012, a una plaza de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres y el verano de 2013 sería uno de los mejores en su carrera deportiva, consiguió sus mejores marcas en las pruebas de 800 (2:01.38), 1.500 (4:01.48)y 3.000 metros (8:42.64). En 2014 fue campeona estadounidense de los 3.000 metros en pista cubierta lo que le hizo poder acudir a al Campeonato del Mundo indoor celebrado en Sopot (Polonia). Pero la enfermedad no estaba dispuesta a ceder, y en 2016, cuando Gabe se encontraba en plena batalla por estar en los Juegos Olímpicos de Río, notó un bulto en su abdomen que tras el examen médico resultó ser un tumor cancerígeno en su hígado, resultado de la metástasis del carcinoma adenoide quístico. Gabe volvió a correr –en las imágenes compitiendo tras esa operación es evidente la cicatriz que le quedó- y la estadounidense pensó que los problemas habían quedado atrás, las cosas se volvieron a complicar, después de que los análisis reflejaran que ya no había nada que hacer, su marido Justin se despidió de ella y su mensaje recibió el apoyo y el cariño de la mayor parte de la familia del atletismo. Tal y como refleja el comunicado de la IAAF, para Gabe el atletismo ha sido la mejor forma de plantar cara a la enfermedad y seguir adelante en estos diez años que ha convivido con el cáncer. «Desde el primer día que me dijeron que tenía cáncer sabía que correr sería una parte importante de mi viaje de regreso a la salud. Ha sido verdaderamente mi refugio; cuando todo lo demás parece ir mal y los resultados escapan a mi control, puedo encontrar la esperanza en el atletismo.
Después de cada tratamiento siempre tomé la decisión de correr, y aunque no fue fácíl, siempre tomé la decisión correcta», explicaba Gabe en unas declaraciones recogidas por la Federación Internacional a modo de homenaje. BRAVE LIKE GABE Antes de morir, todavía tuvo tiempo de contribuir, además de con su ejemplo de lucha, con una fundación que recaba dinero para aquellos pacientes que sufren una enfermedad similar a la suya. En 2017 fundó 'Brave like Gave', «porque me encantaría vivir en un mundo donde los pacientes con cáncer poco frecuentes tengan más opciones de tratamiento y, en última instancia, se curen. Y si no puedo vivir en ese mundo, quiero ayudarlo a convertirse en una posibilidad para futuros pacientes «. En marzo de 2017, sin embargo, se enteró de que varios pequeños tumores habían crecido en su hígado, pero eso no le disuadió de correr. En la primavera de ese año recorrió el país compitiendo en las mejores pruebas desde Palo Alto, California, hasta Nashville, Tennessee, para regresa a Eugene, Oregón, y después a Boston. Justin, un médico, viajó con ella para cuidarla. Cada vez, llevaba una camiseta amarilla de Brooks y pantalones azules que dejaban visible su larga cicatriz en la pista. Como los efectos de la quimioterapia se acumularon, en cada carrera terminaba más atrás. Pero los fans seguían acudiendo a verla e inspirándose con su esfuerzo El 9 de junio de 2019 contó que había sido traslada a una zona de descanso y que no había ninguna esperanza por Gabe. Empezaron a llegar homenajes de corredores de todo el mundo que citaban la fuerza y el coraje de Grunewald, y todos los atletas de élite recordaron los momentos divertidos que compartieron con ella en la pista. Finalmente, Grunewald murió dejando a su marido, sus padres, cuatro hermanos y cientos de fans en la comunidad del running. Fuentes: SARAH LORGE BUTLER Y LA WEB

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