"No hay enemigo pequeño", un axioma que siempre debemos tener muy presente en la vida y en los deportes.
En los Juegos Olímpicos de Seúl, Corea del Sur ocurrieron situaciones muy interesantes, que culminaron con resultados sensacionales Ben Johnson de Canada gana sobrado la prueba reina del atletismo los 100 metros con un registro impresionante, pero Johnson pasó de Rey de los Juegos de Seúl a gran tramposo en tan solo 48 horas.La denominada 'carrera del siglo' quedó ensombrecida por el doping del canadiense que fue desposeído del oro por dar positivo en el control antidopaje, años después fue reincidente y suspendido de por vida de las pruebas atléticas.
En esos mismos Juegos los grandes triunfadores en la pista fueron los americanos Florence Griffith-Joyner, con tres oros y una plata, y Carl Lewis, con tres medallas, dos de ellas de oro.
Por último Edwin Moses uno de los mejores corredores de 400 metros con vallas de todos los tiempos, Moses había hilvanado la pelusita de 107 carreras sin ninguna derrota, además de Oro Olímpico en 1976 y 1984, su extraordinaria performance lo convertía sin duda en el gran favorito de su prueba, lo que ocurrió fue que su coterráneo Andre Phillips, quien se había ya enfrentado a Edwin Moses en más de 20 ocasiones, sin derrotarlo ni una sola vez se convirtió en Medallista de Oro, relegando al campeón invicto al tercer lugar....
Andre Phillips le dijo al mundo "las cosas siempre pueden revertirse, NO HAY ENEMIGO PEQUEÑO.
Fuentes: El Gran Circo de los Juegos Olímpicos, Floyd Conner, la web y Hector Héctor López García
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